lunes, 16 de abril de 2012
lunes, 27 de febrero de 2012
ZONA CRÓNICA
1.1. Crónica: Trayecto de la casa a la Universidad
Un día como todos hacia la universidad
23 de septiembre de 2011: viernes. Me levanté a las seis y cuarenta, como todos los días que tengo clase a las ocho de la mañana. Me senté un rato sobre la cama para pensar, o más bien intentar prestarle atención al sin fin de cosas que me pasan por la cabeza cada vez que despierto. Recuerdo que a mi mamá le molestaba que hiciera eso, porque siempre llegaba tarde al colegio, no importaba cuan temprano me despertara, y era que por lo regular me llevaba bastante tiempo calmar mi mente y continuar con la rutina; sin embargo hoy solo había tomado diez minutos, así que comencé mis actividades faltando diez para las siete.
Después de gastar los habituales cuarenta minutos para estar lista, bajé faltando diez minutos para salir de mi casa, a tomar el desayuno, otra cosa curiosa de mis rutinas es que no importa que tan rápido o lento coma siempre duro diez minutos, creo que he llegado a tener una estrecha relación con los diez minutos, debe ser porque me gusta que siempre sobren, razón por la cual adelanto mi reloj general esos diez minutos.
Salgo de mi casa faltando veinte para las ocho, tiempo exacto en el que llego desde donde vivo, la treinta y dos D, hasta la novena con veintisiete, la UIS. Al salir de la casa tomé la diecisiete, la cual tomo por rutina y porque siempre salgo muy distraída cuando camino por la calle, así que fue muy tarde cuando me di cuenta que en realidad debía tomar la dieciocho, ya que era hora de variar el trayecto.
Seguí por la ruta derecho hasta llegar a la treinta y crucé directo hacia la glorieta del estadio para luego tomar la catorce, como quien va para la veintisiete. Mientras avanzaba me di cuenta que alguien me seguía y me asusté, volteé disimuladamente y noté que era un muchacho increíblemente alto y grande que venía escuchando música en su ipop; de pronto tuve la necesidad de tomarle de la mano, agarrarlo fuerte y detenerlo, pero no hubo necesidad, ya que se dio cuenta, justo a tiempo, que venía una Trans-girón del rincón y por poco se lo lleva. Por un momento pensé; ha de ser difícil caminar y escuchar música, por eso yo no lo hago aunque la verdad tampoco tengo ipop para hacerlo.
Continuando con mi camino hacia la universidad, tomé la catorce, luego crucé la calle y llegue a la carrera que va directo al tecnológico; cuando tomé esa ruta me sentí un poco más tranquila, ya que iba acompañada de muchos otros estudiantes que solían tomar ese mismo camino, así que no había por qué tener miedo. Sin embargo volteaba disimuladamente, de vez en cuando para cerciorarme de que nadie sospechoso me seguía; en eso iba cuando vi un muchacho muy sospechoso, así que apresuré el paso, puesto que era la última en la fila de estudiantes que avanzaban por la calle.
A medida que avanzaba sentía como la persona que iba detrás de mí se apresuraba también, me angustié y por un momento me volví pesada y no podía alcanzar al resto de las personas, pronto vino a mi mente el peor de los episodios y dije: otra vez no. En la parte derecha de mi cuello había algo que punzaba en un punto específico y repetí: otra vez no, por favor. Apresuré más el paso y llegué a la calle de la merced, di vuelta a mano izquierda alcanzando al fin a otra muchacha que me miró con disimulo de la misma forma que yo miro cuando voy sola por la calle, una leve sonrisa se dibujó en mi cara al pensar que, tal vez, ese acto podía haberse convertido en un hábito de todos los que pasamos siempre por esa zona.
Finalmente miré con tranquilidad hacia atrás y no vi a nadie seguirme llegué a la universidad sana y salva; sin embargo hubo algo que me causó curiosidad y es que yo estaba segura de que el muchacho, sospechoso tenía una camisa roja, pero durante ese pequeño momento de angustia por su persecución yo lo veía con camisa blanca, la misma camisa que llevaba el muchacho que me atacó el día que llegué a la universidad a reclamar el horario, de igual forma la sensación corto punzante del bisturí que uso para atacarme era la misma que sentía en ese instante; suspiré y me dije a mi misma: parece ser que de aquí hasta que me gradúe no voy a tener paz en mi trayecto a la universidad, porque desde ese día yo, o miro disimuladamente hacia atrás con miedo de la persona que se encuentra allí o camino más rápido de lo habitual, ya que, me percaté de que llegué faltando diez para las ocho y no a las en punto como de costumbre.
2. Crónica: Un trabajo inusual
El tarjetero
Dado que no había asistido a clase tuve que preguntarle a uno de mis compañeros por lo que había dicho el profesor, me dijo: habló sobre las exposiciones, y dejó tarea para el lunes, aunque esa tarea estaba desde hace rato, antes del paro: la crónica sobre un empleo inusual. Enseguida le pregunté: ¿Parce usted ya la hizo? Me dijo, pues… tengo algo pero… pero pues tocará mirar cómo busco o la hago este fin de semana.
Me detuve a pensar precisamente en el fin de semana y si tendría tiempo para encontrar a alguien con un empleo de esas características y hacer mi crónica, porque a partir de este momento sobra decir que no había hecho nada durante “las vacaciones”. Ese mismo viernes salí de la universidad rumbo a Villabel, un barrio de Floridablanca, puesto que me había invitado a comer la propietaria del Bar donde llevaba dos semanas trabajando. La señora se llama María Carmenza Ramírez y es una amiga cercana de mi mamá, es más también cuidó de mi cundo era más pequeña, durante mucho tiempo.
Después de almorzar y de descansar para más tarde abrir el Bar, nos sentamos con María a esperar los clientes; mientras esperábamos me preguntó que si todo marchaba bien en la “U” y le dije que sí, pero que estaba preocupada porque tenía que hacer una crónica y no sabía qué hacer ya que el sábado no tenía tiempo, dado que ese día está destinado para pasarlo con mi papá, y eso es más que ley, y en la noche a trabajar nuevamente al Bar, así que sólo me quedaba el domingo y la verdad dudaba de encontrar a alguien ese día para entrevistarlo y conseguir material para mi escrito.
María se quedó pensando y dijo: déjeme yo le hecho cabeza a ver quién de la gente de este barrio ha trabajado en algo rebuscado, y así quedamos porque la gente comenzó a llegar al Bar y tocaba atender.
Al final de la jornada, mientras recogíamos las mesas y cerrábamos, María me dijo: Nairita mañana esté pendiente cuando venga el muchacho mechiparado que siempre viene a pedirme repelo del almuerzo que ese es el que usted necesita para la tarea esa que tiene; yo la miré y le dije su cuñado al que le dicen “Siota”, María soltó una carcajada y me dijo, no mami lo que pasa es que yo le digo Carlos cuñado y los amigos le dicen Siota pero porque es se llama Juan Carlos Cuñado Siota. Ante esta respuesta yo solo pude decir: ahhhhhhh.
Fue así como el sábado en la tarde antes de abrir el Bar y puntual a las 5 llegaba el famoso Carlos Cuñado Siota a pedir el repelo del almuerzo. Antes de servirle, en la cocina, María le dijo algo que no pude oír, él se volteó me miró y asintió con la cabeza, se sentó en el comedor, donde yo también estaba comiendo repelo del almuerzo y me preguntó, ¿pa’ qué es que soy bueno mamita? Yo sonreí y le expuse mi caso, él se quedó pensando y me contestó, pues… yo si tenía un trabajo de esos que es de puro rebusque y no fijo, ni algo que usted diga trabaja normal “jodas” así, pero eso fue hace unos siete, ocho años larguitos no sé si le sirva. En ese momento me detuve un segundo no lo pensé mucho todo lo que tenía en mi cabeza es: o es este sujeto o es nada, así acepté su historia.
Juan Carlos Cuñado Siota comenzó a trabajar desde muy joven en cualquier cosa que le saliera, lo cual le sirvió para conocer mucha gente que le colaborara encontrando un trabajo más fijo y mejor. Estando en esa inestabilidad laboral un “Busetero” (conductor de bus) le ofreció trabajar como tarjetero, aunque ese no es el nombre correcto para lo que le proponía en conductor, puesto que el empleo consistía en llevar el tiempo de los buses y busetas de transporte público, para luego advertirles a los conductores de cuanto llevaban de tiempo entre buses que cubrieran la misma ruta; mientras que los tarjeteros se cercioraban del que el tiempo de recorrido fuera el justo y estipulado por la empresa de transporte, además de que ellos también son contratados por la empresa, mientras que el otro empleo es uno más del rebusque, tal como afirma Carlos.
En la época en la que Juan Carlos desempeñó este oficio al cual actualmente se le conoce como tarjetero a falta de una denominación, tal vez, más precisa; no era para nada fácil conseguirse las lucas, termino con el que se refiere al dinero: vea si usted no conocía a los conductores esos manes se aprovechaban del trabajo de uno y ni una menta le tiraban . A mí gracias a Dios casi nunca me fue mal, porque yo conocía a la mayoría y los manes eran legales conmigo, pero del resto paila; sólo un par de veces recuerdo haber tenido un problema con un man de un bus y con otro muchacho que trabajaba en lo mismo que yo.
Yo me a cuerdo que el mancito pasaba, el del bus, y bueno… yo le informaba de los tiempos y toda la vuelta y el man siempre me decía luego le pago chino, gracias, y pues uno se las anotaba, porque eso era otra cosa, cuando uno ya llevaba rato de conocer a los que trabajaban en cierta empresa pues uno se hacía, digámoslo así un contrato y de ahí uno empezaba a tener ya un sueldo, porque uno le ponía una tarifa al man mensual y pues mes a mes le dan la plata y eso ya es un sueldo. Pero entonces el man ya lo cogió de parche y pasaban los meses y él man no me pagaba, ni me adelantaba nada; entonces yo un día la paré y le dije; hermano usted sabe que yo no me mato en esta joda de gratis y que usted y yo teníamos una acuerdo y que tales y el man se salía por la tangente ese día me dijo que a la otra semana me pagaba, pero la verdad es que yo no le comía carreta y la dejé así.
Con el tiempo yo dejé de trabajarle al man y pues se arrechó y luego se puso a hablar pestes de mí, y de paso me metió en un problema, porque resulta que entre nosotros había un pelado que trabajaba bien eso pero el man empezó a dar mal los tiempos porque algunos conductores que se cargaban la mala entre ellos le pagaban al pelao’ pa’ que les diera mal la información y se fueran pegados al bus con la misma ruta y perdieran pasajeros o no los recogieran. Entonces resulta que el man se puso a decir que era yo el de esa vuelta y pues con tanto problema con el pelao’ porque algunos manes ya le tenían montada la casería y que tales… no esos manes se enrabonaron feo, pero menos mal que mi amigo el que me propuso trabajar en eso metió las manos por mí y salí de ese meollo.
Pues si mamita, yo no sé cómo funcione eso actualmente pero al menos cuando yo trabajaba era muy pesado y aunque uno no tiene horario, ni sueldo, ni jefe fijo es jodido porque le tocaba a uno vivir de la misericordia, de lo que los buseteros quisieran darle a uno, no sé si ahora son más amplios y le colaboran a los pela’os que trabajan en eso.
Concluida la pequeña entrevista nos levantamos de la mesa, lavamos los platos y antes de irse me pidió el favor de decirle a María que le preguntara al hermano si en fin lo necesitaba para traer la carne del matadero, que avisara porque tocaba ir a las tres de la mañana. Cuando le entregué la razón a María algo me causó curiosidad y le pregunte: Entonces ¿este muchacho si es su cuñado? Es hermano de su marido, María soltó la carcajada y dijo no le pare bolas que ese es cuñado de todo el mundo jajajaja.
3. Crónica: Personan que trabaja y estudia
El mecánico de computadores
Otra vez no, y menos ahora que no tengo el dinero suficiente para mandarlo a arreglar; es te bendito aparato tiene la maña de morirse completamente de vez en cuando, aunque podría afirmar que es cada vez que entro en recesión económica. Pensé en qué podía hacer para hacerlo volver a la “vida” al menos mientras conseguía dinero y así llamar al técnico, en ese momento escuché que una de las puertas del primer piso se cerraba con fuerza, más exactamente la de la habitación que queda en todo el frente de la cocina, pensé, si él tal vez me puede ayudar.
Bajé las escaleras lo más rápido que pude y llegué hasta la habitación de Cristian el muchacho que estudia mecánica en la UIS, pero no alcancé a llegar a tiempo, él ya había salido. Sabía que era la persona indicada, puesto que un día lo había visto desbaratar su portátil completamente, limpiarlo y volverlo armar como si nada, él era la persona que podía hacer que mi computador arrancara del trance en el que se encontraba. Será esperar pensé, ¿a qué hora llegará?, me fui meditando hasta mi habitación, iba subiendo las escaleras cuando escuché el ruido de la puerta de la entrada, regresé y en efecto era “Cris”, pienso que cuando vi que era él mi rostro se iluminó lleno de esperanza porque lo primero que me dijo cuando me vio fue: ¿para qué me soy bueno?
Llegamos a mi habitación, después de que el expuse mi caso. Cris miró detenidamente la torre del PC por un rato, ¡destapémoslo!, es lo que se me ocurre por el momento, acto seguido: remover y desconectar cables. Mientras estábamos en la operación: “computador vuelve mientras consigo dinero” y para romper el silencio “laboral”, se me ocurrió preguntarle a Cris por su vida, ya nos conocíamos desde hace rato es más nos tratábamos mucho y nos llevábamos muy bien, al menos se había ganado mi confianza en poco tiempo.
Cris, tu eres paisa de Medellín ¿cierto?, me respondió con un “yeah” mientras seguía concentrado en desarmar el aparato, allá… ¿qué hacías? Por fin levantó la cabeza dejando por un momento lo que estaba haciendo y me dijo allá hice la mi Tecnología en Mecánica. Ummmmmm, o sea que ya tienes un título y estás ampliando tus estudios para obtener el título de profesional. ¡Exacto!, me respondió, tu sabes que con eso se pueden ganar mayores ingresos y pues y necesito poder ganar un poco más para poder terminar la carrera y hacer una buena especialización.
Me quedé meditando sus palabras un momento como si estuviera ensamblando las piezas de un rompecabezas. Pero luego tu mami ¿no te ayuda con la parte del estudio? Sí, me respondió, pero mi mamá me colabora con la matrícula y el arriendo y yo tengo que colaborarme con el material que necesito para la carreara por eso me dedico también a arreglar computadores. De mi boca salió un enorme ahhhhhh como si por fin comprendiera por qué él sabía tanto de estos aparatos, entonces es porque trabajas arreglando computadores.
Me contó que desde muy joven le había gustado todo lo relacionado a los computadores y que por eso había decidido aprovechar ese talento dado que siempre le había tocado muy duro para poder conseguir trabajo. Cuando mencionó la parte de lo difícil que era para él encontrar empleo, me sorprendí bastante, ya que como es paisa pensé que el rebusque era lo suyo. Cris me contó que la fama de los paisas era cierta, el se le mide a lo que sea y para él trabajo es trabajo, pero que cuando llegó a Santander la cosa fue un poco dura, ya que el regionalismo y los estereotipos le había creado fama hasta de ladrón, la gente parecía tenerle miedo y adaptarse no fue fácil; solamente hasta que encontró buenos amigos fue que pudo conseguir trabajo en la reparación de equipos.
Después de destapar la torre del PC pudimos ver el evidente problema: la suciedad se lo estaba carcomiendo, ni los cables se podían distinguir. Junto a Cris limpiamos todas las partes y las volvimos a poner en su sitio, conectamos y el computador volvió a la vida como si nada. Le di las gracias a Cris y el muy amablemente me dijo que cuando tuviera otro problema con el computador le avisara. Cuando Cristian se fue de la habitación miré el computador y me quedé pensando en lo gracioso que era el hecho de no saber sobre su vida, siendo que nos conocíamos hace tiempo, pensé también en que aunque le toca esforzarse más por salir adelante y más encima fue alejado un poco por mi gente (los santandereanos) el sigue siendo una persona muy amable un paisa que hace honor a la fama de su gente, finalmente pensé, también en que era muy gracioso el hecho de que estudiara mecánica pero repara computadores .
4. Crónica: ¿Cómo se hace?
¿Cómo se hacer un reportaje?
El celular sonó un poco antes de las cinco de la tarde, era mi hermana, habíamos quedado en vernos ese sábado para salir en la noche.
-¿Dónde estás?- me preguntó.
-Estoy en la casa, ¿dónde estás tú?
-Estamos en la heladería que queda en la esquina de la 33 con 51, más abajo de la clínica, estoy con una amiga. Más o menos en cuánto llegas.
-Si me voy en bus llego en unos quince minutos, nos vemos allá. Colgué inmediatamente y salí a coger la buseta.
Cuando llegué al lugar indicado, no entré sino que revisé por los alrededores y no vi a ninguna de las dos, la llamé para ubicarla nuevamente y me dijo que estaban al cruzar la calle, en la otra acera. Tardé un poco en encontrarlas porque aunque las instrucciones fueron muy simples y claras, mi sentido de la orientación es terriblemente malo. Cuando por fin las encontré, estaban sentadas un una escaño de cemento, me senté con ambas y les pregunté ¿qué hacemos?
Mi hermana me miró y me dijo: estamos tratando de entrar a una “Chiquiteca”, tengo que hacer un reportaje sobre eso, necesito que tu y mi amiga intenten entrar para que me digan cómo es. En ese momento mi hermana hizo un ademán con la mano y llamó a un muchacho, que digo muchacho, era prácticamente un niño. A medida que el niño avanzaba en nuestra dirección, pudimos observar que se encontraba en un estado bastante inquietante; se movía de forma torpe y sus labios estaban blancos como si tuviera baba seca en ellos.
- ¿qué se necesita para entrar allá?- le preguntó mi hermana señalando el lugar de la Chiquiteca-
-Nada solo pagar la entrada y listo-
-¿Tu me haces un favor?, vas con mis hermanas que quieren entrar para ver cómo es, y pues… como nunca has estado en lugar como ese les da miedo.
El niño se quedó mirándonos por un tiempo pero al final respondió que no, que entráramos solas que nada nos iba a pasar; dado que el niño no quiso acompañarnos nos aventuramos solas, la amiga de mi hermana y yo al lugar de la Chiquiteca.
En la entrada del recinto se encontraba un hombre corpulento y bastante pasado de peso, nos observó a medias puesto que prestaba más atención a los alrededores como si esperara por algo o por alguien. El sujeto nos preguntó que se nos ofrecía, mi amiga lo miró con cara inocente e infantil y le dijo, queremos entrar, el hombre detuvo un momento su mirada en nosotras y contesto, lo siento pero ya van a ser las seis y es hora de cerrar; no tuvimos más remedio que fingir una profunda e infantil decepción con puchero y todo, hago énfasis en la parte de lo infantil, ya que estas fiestas están hechas para los menores de edad y nosotras éramos un par de mujeres pasadas de los veinte. Antes de que nos fuéramos el hombre nos preguntó que si veníamos de la Chiquiteca que queda más arriba, asentimos con la cabeza y rápidamente tomamos la decisión de ir al lugar para ver si allí si podríamos entrar.
Nos reunimos con mi hermana para tomar un taxi, nos bajamos en la cuadra anterior cerca al lugar para no despertar sospechas, pero fui inútil el lugar ya estaba cerrado. Pensamos las cosas por un largo tiempo y la amiga de mi hermana sugirió que volviéramos a la primera Chiquiteca y tratáramos de interrogar a los niños que salían de ella. Fue así como terminamos donde habíamos comenzado con la amiga de mi hermana y yo en la entrada del lugar, que ya estaba desolada.
Nos sentamos en el andén como dos corderos abandonados por su amo a esperar alguna oportunidad pero fue peor al poco tiempo llegó la policía a verificar es cese de actividades del establecimiento y ahí supimos que ya no teníamos nada que hacer. Mi hermana nos hizo un ademán con la mano indicándonos volver al otro lado de la acera, allí se encontraba ella con tres junto a tres niñas que de pronto y de la nada pararon un bus de Piedecuesta, una se montó mientras la otra le dio su espalda para que estaba en el bus se montara a “caballito” en su espalda y bajarse, una broma de “culicadas” de lo más… más.
Nos adentramos con ellas en la siguiente cuadra para encontrar un lugar más cómodo y así poder realizar la entrevista. Las niñas contaron de forma, aparentemente, sincera todo lo que sabían en relación a su experiencia en esa clase de lugares, los horarios, las locaciones ya hasta la decoración. Una vez terminado el trabajo mi hermana las dejó ir junto con una bonificación, por supuesto; nos alistábamos para partir cuando, de pronto, mi hermana interceptó a un muchacho y comenzó a interrogarlo:
-¿Por qué nos está siguiendo?- le preguntó mi hermana en un tono muy seguro.
Yo no pude entender que fue lo que le el muchacho le contestó, es más no salía de la sorpresa de que nos estuvieran siguiendo, si ella no se hubiera dado cuenta yo podía haber muerto sin nunca darme por enterada. El joven sintió perturbado, su cuerpo tembló ligeramente y se fue gritando, yo lo único que le digo mamita es que la están siguiendo y ya la tienen fichada, cuídese.
Rápidamente tomamos el primer taxi que pasó cerca, la amiga de mi hermana estaba hecha un mar de nervios, mientras que yo no sabía ni que decir ni que pensar solo podía contribuir silenciosamente a la causa de calmar a la pobre muchacha. Llegamos al centro comercial que queda cerca a mi casa para tomarnos algo y tranquilizarnos un poco. Después de un tiempo salimos del lugar para irnos a nuestros respectivos hogares, terminando así una “larga” jornada de movimiento el chiste es que aunque pensaba que había pasado mucho tiempo cuando llegué a mi casa eran tal solo las ocho pasadas.
martes, 23 de agosto de 2011
lunes, 22 de agosto de 2011
Técnicas Visuales de A. Dognis
Equlibrio-inestabilidad
Actividad-Pasividad
Agudeza-Difusividad
Coherencia-Variación
Continuidad-episodicidad
Neutralida-acento
Plana-Profunda
Predictibilidad-espontaneidad
Profusión-Economía
Realismo-Distorsión
Regularidad-Irregularidad
Reticencia-Exageración
Secuencialidad-Aleatoriedad
Simetría-Asimetría
Simplicidad-Complejidad
Singularidad- Yuxtaposición
Sutileza-Audacia
Transparencia-opacidad
Unidad-Fragmentación
El Avión
Crónica de un avión
Un avión que vuele manualmente hecho por ustedes, del cual puedan sacarle el jugo a la hora de relatar su proceso de construcción. Un avión… un avión…un… avión. La verdad es que desde que tengo uso de razón y las manualidades entraron a mi vida… no tengo… ni la más mínima experiencia de haber terminado una, dado que siempre estudié en colegios privados donde compartía salón con menos de veinte personas, era fácil poner cara de madre y conquistar el piadoso corazón de la profesora para poder entregarle algo a mama antes de que le día de las madres me cogiera encima, siiiiiii yo era todo un mafioso a la hora de persuadir a mis profesoras jeje.
Un… avión, desde el momento que el verbo “hacer” apareció en la boca del profesor para que y ejecutara la acción en términos manuales, supe que no podría sola, así que me di a la tarea de buscar alguien capaz de ayudarme a “hacer” el avioncito, y he ahí que en mi casa viven dos sujetos que bien podrían estar pasando hoja de vida a Disney channel Latinoamérica en art attack en vez de estar tan sumidos en su carrera. Bueno fue así como integré a mi equipo al paisita, estudiante de ingeniería mecánica de la UIS, su nombre Cristian.
Fue así como el pasado domingo 21 de agosto del presente año nos dimos a la tarea de hacer el avioncito. Primero comencé a buscar en internet un modelo de avión en icopor, puesto que ese era en material destinado para el cacharro ese, pero luego Cris, como será llamado de aquí en adelante, me dijo que él sabía cómo hacerlo. Lo primero que pensé al oir estas palabaras fue: Dios salve a la reina, ene este caso a Cris, porque estoy hecha jojojojo; pero al rato todo se derrumbó porque por ser temporada baja, o sea temporada de parciales y finalización del semestre, Cris estaba bastante ocupado, así que me dijo: mientras yo voy cuadrando unos planos de xxxxxxxxxxxxx y xxxxxxx y blablabla[1] …. Yo te voy indicando que tienes qué hacer. PLOP
Todo comenzó con la pérdida de la primera lámina de icopor. A mi me enseñaron que uno calienta el bisturí y luego si corta el icopor………. Pues NO!!!!!!! SEÑORES LA TECNOLOGÍA HA AVANZADO ASÍ QUE AGILMENTE Y CON EL PULSO DE UNA MADRE QUE LLEVA AÑOS EN LA COSINA Y SESINA LA CARNE ZUASSSSSSS cortas el icopor tachan!!!!!!!!!!! Ustedes se preguntarán eso queda muy feo pues: SEÑORES LA TECNOLOGÍA AVANZA MÁS!!!!!!!!!!!!!!!! PARA ESO EXISTE LA LIJA JOJOJOJOJ ^O^, que deja todo muy bien pulido, bello y liso al contacto fue así como con la segunda lámina hice el cuerpo de mi avión y quedó….como un pescado, cris lo llamó: Aero-fishing
Ya lo que vino después fue un poco más sencillo y también requirió más cuidado: las alas, en este punto he de darle el crédito a Cris pues fue él quien les dio forma para lograr una curvatura xxxxxxxxxxxxxxxxxx, bla bla bla[2] y así pudiera volar. Finalmente para lograr un balance en el peso del cuerpo y las ala Cris me recomendó que tratara de nivelar con plastilina y listo.
Ahhhh olvidé mencionar mi avión no vuela pero si planea JOJOJOJO ^o^
Bettelheim y Los Lineamientos Curriculares
Estar de acuerdo en el papel no es llevar a la práctica el proceso
<<Al igual que ocurre con los textos, sólo en la medida en que se desentrañen sus sentidos y sean objeto de permanente cotejación, la ciencia es ciencia porque siempre hay alguien que busca respuestas a un problema. >>[1]
Con este fragmento podríamos resumir el problema sobre el cual recae la falta de interés de los estudiantes por aprender sobre cualquier materia, tal como lo plantea Bruno Bettelheim, la cuestión radica en despertar la curiosidad de un niño que no ve la necesidad de aprender algo nuevo o de avanzar en su crecimiento si no se le llama la atención sobre el mundo que lo rodea y sobre lo que este le ofrece para satisfacer sus necesidades y a su vez el niño puede generar aportes.
Todo lo anterior hacer parte de un plan que permite un completo desarrollo del estudiante de forma tal que logre la significación de lo aprendido, tal como dice Bettelheim, lo importante es lograr una dimensión de lo significativo dentro de lo que se aprende, “[…] esta dimensión tiene que ver con las formas como establecemos interacciones con otros humanos y también con procesos a través de los cuales nos vinculamos a la cultura y sus saberes.”.[2] Tenemos entonces que por medio de la lectura el niño debe crear una interacción con lo que lee y el mundo que lo rodea, entonces si todo es una interacción libre: ¿por qué limitamos al estudiante a cumplir con unos estándares que lo encierran en el mismo orden de hace años a favor de una sociedad que la verdad no le interesa que se entienda así mismo sino que trabaje siempre por los demás?
Cada una de las partes de los lineamientos cuenta con un desarrollo elaborado para explotar las capacidades de los estudiantes. Sin embargo, todo está hecho en el orden del universo visto por el bien de una comunidad que crea bellos conceptos de lo que es el aprendizaje y sus diferentes formas, la significación del mundo y la mediación del docente; pero todo esto queda en el papel, de todos los planteamientos, lineamientos, estándares, etc., ninguno logra su cometido, los resultados saltan a la vista, actualmente la lectura se deteriora cada vez más y lo importante es que se cumplas las exigencias.
“[…] es necesario quebrar el imaginario según el cual hay unas verdades de la ciencia que hay que internalizar y, en consecuencia, es necesario tomar distancia crítica de los programas curriculares institucionalizados y de los libros de texto; es necesario no insistir tanto en contenidos como en problemas que atañen a maestros y a estudiantes”.[3]
Aunque lo anterior se menciona en los mismos lineamientos, me pregunto hasta qué punto en el orden de las ideas y en el orden de las normas podría hacerse realidad la idea de Ortega y Gasset.
[1] Lineamientos Curriculares en: 1. A manera de diagnóstico: lenguaje, literatura y educación, 1.4 Cómo el estudiante deja de ser estudiante: una propuesta de Ortega y Gasset. Cooperativa Editorial Magisterio. Santa Fe de Bogotá. 1998.
[2] Lineamientos Curriculares en: 3. Concepción de lenguaje, 3.2 Hacia la significación. Cooperativa Editorial Magisterio. Santa Fe de Bogotá. 1998.
[3] Lineamientos Curriculares en: 1. A manera de diagnóstico: lenguaje, literatura y educación, 1.4 Cómo el estudiante deja de ser estudiante: una propuesta de Ortega y Gasset. Cooperativa Editorial Magisterio. Santa Fe de Bogotá. 1998.
lunes, 15 de agosto de 2011
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